La pandemia del coronavirus no me iba a impedir ir a un área de España que tenía muchas ganas de conocer. Con suficientes gels desinfectantes en varias presentaciones, y un paquete de mascarillas, inicié camino...
Mi recorrido comenzó por La Coruña (A Coruña), coincidió con unas Noches de San Juan (San Juan Bautista) sin hogueras; pero con muchas sardinas y mucho ambiente en las calles: los gallegos no se resignaban a dejar pasar esta fiesta tan esperada. Es una ciudad hermosa, con un interesante casco antiguo y gente muy simpática...El paseo marítimo y la Torre de Hércules serán difíciles de olvidar.
Ya que estaba en A Coruña, no podía dejar de hacer una visita a Santiago de Compostela. La Catedral y las callejuelas que la bordean son un encanto...¡aún quisiera estar perdida, caminando por ellas! Y el Parque de la Alameda pareciera que no quisiera dejarte ir.
Seguí mi recorrido hacia Asturias, me quedaría en Oviedo: Me gustó mucho la ciudad, es pequeña y muy agradable; la gastronomía no tiene desperdicios, y las sidrerias te invitan a hacer un juego improvisado de “sillas calientes” e ir saltando de una a otra, y así disfrutarlas todas. Tuve la suerte de encontrarme por las calles de Oviedo con algunos regalos: un desfile de gaiteros y un cine al aire libre frente a la Catedral... ¡Todo un espectáculo! Otra joya de la ciudad de Oviedo: El Campo de San Francisco, lugar obligado para disfrutar de la sombra de sus árboles en el medio de la ciudad.
De Oviedo me fui a visitar Gijón, linda y tranquila ciudad costera, con un aire de añoranza de esplendor pasado, pero que te relaja y te invita a pasar largas temporadas.
Desde Oviedo también fui a pasarme una mañana a Leon, en Castilla y León: No me quería perder el espectáculo de Catedral que tienen, definitivamente un lugar al que tienes que ir.
Mi recorrido por el norte de España continuó con Cantabria, específicamente Santander. Cuánto ánimo, cuanta energía se siente en esta ciudad, y cuántos lugares originales y bien puestos, para disfrutar de una caña o degustar la gastronomía de Cantabria. Muy clásica y linda la ciudad, con el espectáculo de la arquitectura del Centro Botín, y el bello Palacio de la Magdalena coronándola. Y el recorrido en bote a la Playa de Somo es un regalo añadido que recomiendo en verano...Con el respectivo almuerzo en uno de sus locales: Rabas, Chipirones, Almejas...
Mi viaje terminaría en el País Vasco...Pero esa es otra historia: Te la cuento en una próxima entrega; Euskadi me enamoró...
Lissette
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