Y después de días utilizando a Zurich únicamente como dormitorio; y solamente conociendo íntimamente su regia estación de tren y una pequeña parte de su movido centro: le tocaba ser recorrida...Era el último día del 2019, y pasaría el Año Nuevo allí.
Inicié el recorrido subiéndome a una de las líneas principales de tranvía que atraviesa la ciudad (servicio que está incluido el “súper ticket”, el Swiss Travel Pass) e hice el trayecto completo ida y vuelta (tipo City Tour). Luego me dediqué a recorrer el centro histórico, las abarrotadas avenidas comerciales que quedan por los alrededores de la estación de tren y bordeé un poco el lago. Si te llevas de tomar fotos en Zurich, puedes llenar cualquier memoria de celular o cámara: Hay tanta riqueza arquitectónica, tantas vistas de la ciudad que son únicas, que en un momento determinado te convences de que es simplemente una ciudad para absorber en tu memoria y luego soñar con ella.
Las campanadas que vas escuchando cada hora, las Torres de sus famosas iglesias, las calles empedradas, sus colinas y avenidas a ambos lados del Río Limago (Limmat) que nace en el Lago de Zurich (Zürichsee) son una delicia de caminar y disfrutar.
Ya al atardecer de ese día (el más viejo del año) me senté en el café del Hotel Storchen (que tiene mesitas apostadas frente al río) y me dispuse a entretenerme junto a una copa de vino, viendo a la gente pasar y observar a los juguetones cisnes y patos que habitan en el río Limago.
Ya en la noche, luego la cena de noche vieja, me llegó la hora de buscar algún hueco donde poder pararme y disfrutar del famoso espectáculo de fuegos artificiales que la ciudad de Zurich regala para recibir el Año Nuevo...El 2020 llegaba y las campanadas, que le sirvieron de música de fondo a los coloridos fuegos artificiales, lo anunciaban. Fue una muy buena idea haber decidió pasarme el Año Nuevo en la capital suiza: El ambiente que se vive en los alrededores del lago de Zúrich y la boca del Río Limago es divertido y cargado de energía; y a la vez es familiar y sosegado...me gustó!!
Mi alojamiento estaba justo frente al río, un poquito alejado del lago, por lo que pude llegar caminando en pocos minutos, y desde mi ventana, observé cómo el mar de gente que había pasado toda la noche en los alrededores, se retiraba mientras seguía celebrando la llegada de un nuevo año.
Al día siguiente me esperaban más trenes. Los últimos días de mi viaje llegaban, pero Suiza no quería agotarse: me quería regalar aún más paisajes y aventuras...Iniciaba el 2020 haciendo lo que más me gusta: ¡viajar¡
Lissette
Inicié el recorrido subiéndome a una de las líneas principales de tranvía que atraviesa la ciudad (servicio que está incluido el “súper ticket”, el Swiss Travel Pass) e hice el trayecto completo ida y vuelta (tipo City Tour). Luego me dediqué a recorrer el centro histórico, las abarrotadas avenidas comerciales que quedan por los alrededores de la estación de tren y bordeé un poco el lago. Si te llevas de tomar fotos en Zurich, puedes llenar cualquier memoria de celular o cámara: Hay tanta riqueza arquitectónica, tantas vistas de la ciudad que son únicas, que en un momento determinado te convences de que es simplemente una ciudad para absorber en tu memoria y luego soñar con ella.
Las campanadas que vas escuchando cada hora, las Torres de sus famosas iglesias, las calles empedradas, sus colinas y avenidas a ambos lados del Río Limago (Limmat) que nace en el Lago de Zurich (Zürichsee) son una delicia de caminar y disfrutar.
Ya al atardecer de ese día (el más viejo del año) me senté en el café del Hotel Storchen (que tiene mesitas apostadas frente al río) y me dispuse a entretenerme junto a una copa de vino, viendo a la gente pasar y observar a los juguetones cisnes y patos que habitan en el río Limago.
Ya en la noche, luego la cena de noche vieja, me llegó la hora de buscar algún hueco donde poder pararme y disfrutar del famoso espectáculo de fuegos artificiales que la ciudad de Zurich regala para recibir el Año Nuevo...El 2020 llegaba y las campanadas, que le sirvieron de música de fondo a los coloridos fuegos artificiales, lo anunciaban. Fue una muy buena idea haber decidió pasarme el Año Nuevo en la capital suiza: El ambiente que se vive en los alrededores del lago de Zúrich y la boca del Río Limago es divertido y cargado de energía; y a la vez es familiar y sosegado...me gustó!!
Mi alojamiento estaba justo frente al río, un poquito alejado del lago, por lo que pude llegar caminando en pocos minutos, y desde mi ventana, observé cómo el mar de gente que había pasado toda la noche en los alrededores, se retiraba mientras seguía celebrando la llegada de un nuevo año.
Al día siguiente me esperaban más trenes. Los últimos días de mi viaje llegaban, pero Suiza no quería agotarse: me quería regalar aún más paisajes y aventuras...Iniciaba el 2020 haciendo lo que más me gusta: ¡viajar¡
Lissette
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