El viaje de oído de hoy sucedió En uno de esos viajes maratonicos por Europa, en el que por fin conocí el sur de Italia, y la legendaria Sicilia.
Tenía mucho tiempo soñando con conocer Sicilia, pues me habían dicho que por mi fenotipo, podía pasar por siciliana, y que si en algún momento algún caballero se pusiera pesado, solo tenía que utilizar esta frase:
-“Sono siciliana e mio marito è molto geloso”
Desde que me enseñaron esta frase (que significa “yo soy una siciliana y que mi marido es muy celoso”) estaba deseosa de utilizarla, y no había encontrado la ocasión…Pensé que durante mi recorrido por el sur de Italia sería una buena ocasión, y la practicaba constantemente.
Luego de un hermoso recorrido, primero en ferri desde Napoli a Palermo, luego en tren de Palermo a Catania; y de un maravilloso día acompañada con un simpático taxista que me sirvió de guía turístico, recorriendo lo mejor de Catania y subiendo al volcán Etna, tomé un vuelo, en un pequeño avión, a Bari.
Una vez instalada en Bari, y luego de una riquísima cena en un restaurante familiar (donde estaban trabajando desde el abuelo hasta el nieto), me disponía a ir a descansar a mi hotel, pues el día siguiente prometía ser tan intenso como lo había sido ese; ya que además de conocer todo lo que pudiera de Bari, embarcaría al atardecer, en un Ferry, rumbo a Grecia. Pero entonces, justo frente al hotel, vi un pequeño bar que estaba abarrotado y lucia muy animado. Con las últimas energías que me quedaban de ese larguísimo día, me animé a entrar, a tomarme el último trago y disfrutar un poco del ambiente (ademas estaba justo frente a mi hotel, todo muy conveniente)
Cual no sería mi sorpresa, que al acercarme a la barra a pedir mi trago, descubrí una botella de Ron Brugal , y emocionada, pegando un grito de sorpresa y saltando, comencé a tomarle fotos a esa botella que destacaba entre todas en la pared del fondo de la barra…Resulta que mi entusiasmo captó la atención de un lugareño, que curioso me preguntó el porqué de mi emoción, y como pude, entre inglés, español e italiano, le expliqué que yo era dominicana y que esa era una marca muy conocida de ron dominicano…Esto dio pie a una amena conversación con este extraño (el cual fue todo un caballero, por lo que no tuve la oportunidad de utilizar la mencionada frase de “Sono siciliana…” ) , y al final el simpático extraño se ofreció a mostrarme un Bari diferente al día siguiente, antes de mi partida hacia Grecia.
Resulta, que al siguiente día, luego del inicial entusiasmo de la noche anterior, me entraron las dudas de irme con un completo extraño a recorrer Bari, y trataba de pensar en la perfecta excusa para zafarme del improvisado compromiso. Decidí dejar en recepción una excusa, para dejar al joven barense, y justo cuando bajaba al lobby para dejar la nota, llegaba aquel extraño a recogerme. No tuve alma para, ante tal puntualidad y compromiso, negarme, y subí, aún dudosa a terminar de prepararme.
Amedeo, que era su nombre, me esperaría en el mismo bar de enfrente, donde nos conocimos, que en las mañanas servía café; aún con cierta duda, y aún tratando de pensar en alguna excusa, me asomé al balcón de mi habitación en el hotel, que justo daba hacía el pequeño bar, y veo a Amedeo recostado de una hermosa motocicleta Harley. Inmediatamente mi espíritu aventurero aplastó las últimas dudas, y enfundada en unos jeans y chaqueta de cuero, baje presurosa a dejarme llevar por mi italianísimo guía, que me enseñó uno de los lugares más hermosos de Italia, que queda a poca distancia de Bari: Polignano al Mare, y me mostró un Bari, que de otra manera no conocería. Ademas de que Amedeo, que es un fotógrafo profesional, me motivó a valorar y gustar de la fotografía hasta el día de hoy.
Lissette
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