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Viajando de oído

  

Quizá solo los aficionados a la música entiendan lo que quiero decir con “viajar de oído” ; pero es la única manera en la que puedo describir uno de mis secretos al viajar.

Me encanta viajar improvisando, sin investigar mucho, como si compusiera una canción cada vez, “a ver lo que sale”. He explicado anteriormente en este blog que por lo general viajo sola, que no hago muchos planes, y que si los hago, es muy probable que los rompa: Sigo mis instintos…


Ando con los ojos bien abiertos: Si leo un letrero interesante, si veo un camino atractivo, un paisaje sugerente, un grupo de gente dirigiéndose hacia un lugar, cambio de rumbo en segundos.

Me dejo guiar por los sonidos: Si escucho una música, agua corriendo, unas carcajadas, no dudo en averiguar la procedencia y disfrutar e integrarme a aquello que encuentre.

En resumen: ¡confío en cada uno de mis sentidos! Mis aventuras más memorables se han originado con un olor, un sonido, algo que vi con el rabillo del ojo..una sensación..una corazonada.


Viajar “de oído” me ha permitido descubrir algo diferente cuando he regresado a algún destino. Me ha regalado con momentos mágicos e irrepetibles…Me ha presentado a personajes maravillosos, de los que he aprendido y a los que he disfrutado enormemente. 

No me llevo de “lo que debo hacer o ver” allí donde voy. Si quiero quedarme conversando con alguien o escuchando a un músico callejero: El museo, la catedral, el castillo o lo que fuere, se queda para una próxima ocasión…Alguna vez me he quedado haciendo de camarera en alguna pequeña fonda, o cantando sentada debajo de algún árbol, en lugar de visitar la principal atracción de alguna que otra ciudad…

¿Y tú: te animas a componer un viaje de oído conmigo?

Lissette 




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