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Reina Isabel II


Inglaterra desde hace muchos años ha sido como una segunda patria para mi…Muy joven pasé un tiempo con una familia en Surrey, mientras estudiaba inglés; familia que ha llegado a ser “mi familia” , a los que volví a visitar muchas veces, que me han visitado en República Dominicana, y con los que tengo contacto hasta el día de hoy (son mi papá, mi mamá y mis hermanas inglesas). Inclusive desde antes, historias como las de Robin Hood, el Rey Arturo y Sherlock Holmes; autoras como Jane Austen (con su Mr Darcy y su Elinor Dashwood) y Agatha  Christie (con su Miss Marple y Poirot), fueron las preferidas de mi niñez y adolescencia…Por eso no fue de extrañar que, a la hora de montar mi propio negocio en 1995, lo hiciera abriendo la primera Sala de Té y Café en Santo Domingo: La Salita de Mrs. Teapot…


Este septiembre del 2022, por casualidades de la vida, me encontraba en Penzance, Cornualles en Inglaterra, cuando anunciaron que la Reina Isabel II del Reino Unido había enfermado y luego fallecido.


Para mí y para muchas personas alrededor del mundo, la Reina Isabel II era una personaje reconocido, un ser humano admirable por su constancia y dedicación, una figura maternal, una mujer sabia y con muchas cualidades a emular.


Hacía poco, disfrutaba por televisión de las celebraciones por su jubileo 70, me sentía alegre e identificada con el pueblo británico, pues indudablemente era una ocasión para sentirse orgullosos de tener una reina que había cumplido con la promesa que había hecho al cumplir sus 21 años: Dedicar su vida entera a servir a su pueblo.

Ahora me tocaba estar presente en este histórico e impactante momento en el que tocaba despedir a esta gran mujer: Uno de los personajes más importantes del mundo actual, sino el más importante…

En un principio no percibí la conmoción que esperaba ante tal noticia: veía cómo la gente seguía con su diario vivir…A medida que pasaron los días, vi cómo el pueblo británico iba asimilando una noticia que parecía que, en un principio, no podían creer: ¡¡Su reina, LA REINA, había muerto!!…Las demostraciones de dolor, de gratitud, de reconocimiento, fueron multiplicándose; y cuando me tocó llegar a Londres, ya las manifestaciones eran verdaderamente conmovedoras e impresionantes.


Los británicos se distinguen por no demostrar abiertamente sus sentimientos, como lo hacemos los latinos…Quizá eso fue lo que me extrañó en un principio…Les toma tiempo procesar y manifestar las emociones, pero una vez lo hacen: ¡son contundentes! Solo había que acercarse a LA FILA que se formó para ir a rendir tributo en Westminster Hall a la reina: Británicos y extranjeros duraban 12 y 14 horas en procesión, de día (con un ardiente sol) y de noche (con frío, lluvia, luchando contra el sueño)…Al final todos salían cansados, pero satisfechos del deber cumplido, y de haberle demostrado a Isabel II lo profundo que había calado en miles y miles de vidas.


Tanto aquellos que no están del todo de acuerdo con la realeza, como los que sí, coinciden en el respeto, la admiración y el agradecimiento a la Reina Isabel II: No he escuchado ni percibido un solo reclamo ni una crítica. Todos coinciden en que cumplió su promesa de servirles durante su vida entera, y que eso es algo que hay que reconocer y valorar.


Se multiplican las anécdotas sobre su sentido del humor, sobre su compromiso, sobre su sabiduría, su entrega, su interés y curiosidad, sobre los momentos históricos que le tocó vivir, los personajes a nivel mundial con los que compartió…sobre  lo especial que hacía sentir a los afortunados que pudieron conocerla en persona.

¡Indudablemente murió la última persona históricamente relevante que aún quedaba en el mundo!


Ha sido un acontecimiento  que no voy a olvidar: Siento que he formado parte de la historia, que he presenciado un momento que no volverá a repetirse…He sentido y vivido de cerca lo que este hecho ha significado…Ha sido un honor despedir, junto al pueblo británico, a la Reina Isabel II

Lissette 

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