Desde hace mucho tiempo tomé la decisión de coleccionar recuerdos “para mis años de mecedora”.
Quizá porque me crié muy de cerca con mi abuela Polina, que toda su vida, después de pasar el día entero afanando con los múltiples quehaceres de su hogar (¡no paraba de hacer cosas!): regaba las plantas, hacia el café o un batía los huevos para brindar un ponche casero, limpiaba la casa, lavaba la ropa y la tendía, preparaba el desayuno, hacia la lista de lo que hacía falta ir a comprar, limpiaba el arroz, las habichuelas, sazonaba la carne, barría el patio, cocinaba el almuerzo, fregaba, comía rápidamente para sentarse en su máquina de coser y confeccionarse el vestido que iba a estrenar la próxima semana, ponía al caldero el dulce en almíbar del día, y cuando llegaba mi abuelo del campo, le ayudaba a vender la leche fresca por galones (la gente del pueblo hacia filas para obtener el blanco líquido), le servía la mesa a mi abuelo después de calentarle la comidita que le había guardado, ponía a hervir la leche de la casa…y por fin, despues de darse un tibio baño y empolvarse, se sentaba en la mecedora en el segundo piso a escuchar la radio (una frecuencia de Bonaire) y relajarse un poco, mientras veía caer la tarde.
Ese recuerdo de mi abuela Polina, sentada balanceándose plácidamente en una mecedora, durante toda mi vida ha sido una estampa que quisiera replicar, con una diferencia: Mi abuela tenia recuerdos y anécdotas de la vida cotidiana; yo quiero, en esos momentos de mecedora, tener una colección de recuerdos interminables de aventuras, que dibujen una sonrisa en mi cara y me transporten a lugares remotos a los que ya no podría regresar.
Aspiro a llegar a cumplir los años que mi abuela llegó a tener: Casi 103 años…Aspiro a tener un Rincón en mi balcón, con una mecedora y una agradable vista (quizás al mar)…Aspiro a poder repasar, soñando despierta, al ritmo de una mecedora, cada uno de los momentos que he logrado vivir aventurándome a lugares desconocidos y hermosos…Aspiro a recrear cada amanecer y cada atardecer que he presenciado en playas, ciudades, pueblos y montañas…Aspiro a recordar canciones, sonidos, olores, sensaciones…Aspiro a tener un baúl de la memoria repleto de recuerdos con los que plácidamente pasar mis últimos años de mecedora…
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