Por ELLA y sus 102 años es que digo que, a mis 51, estoy a mitad de la vida…Esa elegancia, esos genes: ¡Espero haberlos heredado!
No descansó hasta que sus dos retoños fueran profesionales; por encima de los deseos de mi abuelo Mero, que necesitaba brazos extras para trabajar el campo…Me imagino escúcharla decirle a su esposo con firmeza: “¡No señor! Esos dos muchachos van a estudiar y ser profesionales”
Así lo consiguió, uno ingeniero (mi papá Samuel) y otro doctor (mi tío Pito)…Orgullosa hace la historia de todas las piruetas que hubo de hacer para conseguir su anhelado sueño. Aunque mi abuelo Mero también, al final, consiguió el suyo: Tanto mi tío, como mi papá son hombres de campo, que trabajan la tierra igual que él, además de ser sendos profesionales…¡Una linda historia de éxito común, en la crianza de unos hijos que “les salieron muy buenos” a Polina y a Mero, dos sencillos campesinos de Higüey!
Mamá, cómo le digo a mi abuela Polina, ha vivido una vida tranquila, entre fogones, máquina de coser y una biblia. Era una “niña de ciudad” como ella misma dice (pues se crió en Higüey) hasta que, un verano, que pasaba en el campo (la Enea), conoció al apuesto Mero…La historia es corta: Se enamoró, se casaron, y se mudaron al campo. Hoy se ríe, contando la historia de su adaptación a vivir en medio del monte, en una pequeña casa en la Enea: “Me pasaba los días sola, porque Mero se iba de madrugada a trabajar al campo: imagínate, ¡una niña de Ciudad!”…Pero me imagino que, en el momento, ella no se reía.
No me canso de escucharla contar su vida en la Enea, cómo nació primero mi papá; y cómo llegó luego mi tío Pito…¡Ese cuento me encanta!
Resulta que mi abuela mandó al muy pequeñito Samuel (mi papá) a dar aviso de que había entrado en labores de parto a la esposa de su suegro, que no vivía lejos ( mi abuelo Mero, ya había salido oscuro aún, a trabajar). Mi papá llegó a aquella casa tempranito con la encomienda, y al final no dijo nada al llegar. La esposa de mi bisabuelo se extrañó al ver a aquel muchacho tan temprano por ahí; luego de brindarle un vaso de leche, cayó en cuenta: ¡Polina debe de estar pariendo!, y corrió por fin a auxiliarla. Según mi abuela, ya ella había dado a luz, sola, a mi tío Pito.
Son tantas las historias de vida, y de sabiduría. Son tantos los momentos históricos y los cambios que ha presenciado esta señora de 102 años…Hoy solo tiene memoria larga, recuerda con detalle el pasado; pero su memoria corta no anda tan buena…¡aunque me sorprende cómo es capaz de reconocer mi voz al teléfono!
Lo cierto es que sigue teniendo el mismo temple, sigue con la misma personalidad que recuerdo desde que yo era niña…Hoy todos la queremos añoñar, como lo hizo ella por tantos años con nosotros. Mi papá, mi tío y sus señoras, no saben cómo más agradarla, cuidarla, mimarla: Solo falta que le manden a hacer una corona y un trono de oro…Mi abuela es verdaderamente una reina, que conquistó cada uno de nuestros corazones (hijos, nueras, nietos y bisnietos), a base ejemplo, amor y fe.
¡Qué afortunada, orgullosa y bendecida me siento de ser nieta de mi abuela, de ser nieta de mamá Polina!
Lissette
NOTA:
Martes, 7 de Diciembre del 2021.
La Romana, República Dominicana
Mi querida abuela Polina partió a los brazos de su amado Dios, a los 102 años, 4 meses y 19 días. Se fue en paz, con la certeza del deber cumplido…Doy gracias a Dios de que pude recibir su bendición…
Su legado perdurará eternamente en cada uno de sus hijos, nietos, bisnietos….¡Su ejemplo, enseñanza y amor pasarán de generación en generación!
…con ternura, visión y abnegación, fue Esposa y compañera para papá Mero; madre y fortaleza para Samuel (mi padre) y Rafael (mi tío Pito); y una abuela y bisabuela que sembró y cosechó mucho cariño…
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