Creo que el ejercicio de SINTONIZAR una emisora (quizá alguien más joven no entenderá lo que significa) es la perfecta descripción de lo que vengo haciendo en mi vida en los últimos años y que recomiendo enormemente… Estoy tratando de escuchar y reconocer atentamente los ruidos, las sintonías, las interferencias, las voces y los matices que me resuenan y hacen sentido: quiero lograr sintonizar “mi emisora” de vida, la que se convertirá en la número uno de mis favoritas en el dial de la radio, en este andar por el mundo. Otro símil sería “mover la antena” hasta lograr una imagen nítida del canal en el que quiero quedarme viendo la programación (otra que los jóvenes no entenderían). Estos ejercicios de paciencia, de movimientos lentos y cuidados, para lograr el objetivo de “sintonizar” se han convertido en mi meta: quiero llegar a escuchar y ver con nitidez lo que esta llamado a ser mi bienestar. Aprender a desechar aquello que me hace ruido, lo que entorpece mi visión y concentrac...
Algo tiene el mar, que calma la más atormentada de las mentes… Aún cuando los pensamientos me inquietan, el más alborotado de los mares me provocan un alivio que no logro comprender. El golpear de las olas en las rocas, las enormes crestas que furiosas, desafían los acantilados; el rugir de la marea, 🌊 todo ello me trae paz. Será porque grita lo que mi alma no se atreve a vomitar y me trae esa sensación de alivio, de desahogo….quizá porque da voz al más profundo de mis pensamientos. Igual ese mar, que de tranquilo parece un plato de porcelana, ese me acaricia cual pañoleta de seda y arropa suavemente el más turbulento y desgarrador sentimiento. Me habla al oído, con cada ola que tiernamente acaricia la arena en la orilla, palabras cariñosas llenas de compasión y cariño. Su sonido, ya sea susurro o estruendo ensordecedor, habla en un idioma que siempre he entendido y que me deja un mensaje que perdura en mis recuerdos….¿Habré sido una sirena en otra vida, u otra cri...