Amar es aceptar que el otro va a cambiar muy poco
En la boda de una prima muy querida, ya hace un tiempo, el sacerdote que les casaba dijo en su homilía: “Amar es aceptar que el otro va a cambiar muy poco”. Aquellas palabras quedaron grabadas en mi mente como un tatuaje….Con el tiempo, la frase cobró más sentido cada día; y además de tatuarse en mi mente, se tatuó en mi corazón y en mi alma.
Sabes que verdaderamente amas a una pareja, a una amistad, a un familiar cuando eliminas las expectativas y simplemente te conviertes en un apoyo, un manantial de cariño y comprensión, al que la persona amada sabe que puede acudir a lavarse las heridas y reposar para continuar con las batallas de la vida; y en su propio camino de crecimiento.
Sabes que verdaderamente amas, cuando no permites que las faltas y errores que cometa la otra persona, te hagan etiquetarla, apartarla, sancionarla…Aceptas que simplemente, esa persona amada, es un ser humano imperfecto igual que tú.
Te gozas en saber que amas, con toda la profundidad, amplitud, importancia e infinitud que la palabra amor significa. Cada día que amas vas creciendo, te vas amando a ti mismo, te vas conociendo y vas conquistando batallas interiores que te permiten, cada día, amar más y mejor.
Vas dejándote embriagar por el amor, y esto —a diferencia de la pasión, que es todo fuego, todo movimiento, toda intensidad—te proporciona paz, te regala sabiduría; te enseña el arte de perdonar, de la empatía …te acerca cada vez más a lo divino….¡Por algo dicen que Dios es amor!
“Amar es aceptar que el otro va a cambiar muy poco” es un lema de vida, un mantra, que te llama a encarnar las enseñanzas de los grandes Maestros de la historia de la humanidad.
¿Te animas a amar?
Lissette
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